Te la estás perdiendo: “El Exorcista”

Uno de los posters promocionales de "El Exorcista".

Cuando fue presentada en el año 2016 (aunque el proyecto llevaba gestándose ya desde 2013), nadie apostaba por ella: a priori, se trataba de otra serie basada en una película de renombre, otro intento más de exprimir la creciente moda de lanzar remakes televisivos a diestro y siniestro. Encima, iba a ser la nueva versión de un film que es un auténtico clásico, una obra imperecedera que es un icono de la cultura pop, con lo que el intento de hacerle sombra al original parecía irrisorio. Y además, se trataba de una producción de terror que iba a emitirse en una televisión en abierto como es el canal FOX, lo que implicaba que los niveles de violencia y terror exhibidos en la película del 73 iban aquí a brillar por su ausencia. Todo apuntaba a que lo que los televidentes se iban a encontrar era una versión descafeinada de aquel film que logró aterrorizar a toda una generación. Sí, es cierto que existían algunos rostros interesantes asociados a la producción, destacando a Alfonso Herrera (que venía de interpretar a un personaje muy querido de la popular serie de Netflix “Sense8” [The Wachowskis, 2015]) y, sobre todo, con Geena Davis, actriz cuya carrera había quedado fatalmente marcada por el fracaso de la infame “La isla de las cabezas cortadas” (Renny Harlin, 1995), y por la que existía cierto interés en volverla a ver ante las cámaras. Pero no parecía ser suficiente reclamo como para que un sector de la crítica y el público la etiquetara como el bluff de la próxima temporada.

La andadura de “El Exorcista” en su emisión televisiva no empezó bien. No solo las audiencias no fueron buenas (el estreno no llegó a los 3 millones de telespectadores) sino que su tendencia durante la retransmisión de la temporada fue a la baja. No obstante, los primeros comentarios comenzaron a aparecer en las redes y eran sorprendentemente entusiastas, aunque siempre prudentes de no dejarse llevar por la euforia inicial y aludiendo a la regla no escrita de esperar a ver al menos los tres capítulos iniciales para decidir si seguir con ella o no. Todo apuntaba a que el estigma de los remakes estaba pasando factura a una producción muy competente, entretenida y por momentos, brillante.

Para empezar, la serie había abrazado por completo un tono tenebroso, oscuro y hasta malsano, que se combinaba con algunos momentos realmente impactantes de violencia gráfica y sin ningún tipo de censura, en lo que se confirmaba como una sorprende decisión por parte de FOX, que se arriesgaba con un producto que poseía una serie de características no aptas para el público generalista y habitual de la cadena. Además, y según avanzaba la primera temporada, nos íbamos dando cuenta de que

[***posible SPOILER***]

no se trataba de un remake, sino de una secuela argumental que enlazaba a la perfección con los eventos ocurridos en la novela y en el film que la tomó como referencia. La sorpresa, por tanto, fue mayúscula entre los seguidores, demostrando una vez más que “El Exorcista” tenía de típica más bien poco.

[***fin de SPOILER***]

Cuando la andadura de la serie por la parrilla televisiva norteamericana acabó, pocos apostaban por verla regresar el próximo año. Las audiencias mandan. Pero para sorpresa de todos, FOX encargó una segunda temporada a sus responsables, un movimiento por parte de la cadena que pilló por sorpresa a todos. Pero la cosa no acabó ahí, y es que esta segunda tanda de capítulos ha logrado aumentar hasta en un 25% los datos de audiencias registrados por la primera temporada. Una posible tercera temporada se discute, a la espera de completarse la reciente adquisición de 20th Century Fox por parte de Disney y que se decida el futuro de “El Exorcista”.

Cualquier amante del buen terror encontrará en “El Exorcista” suficientes motivos para valorarla como una de las revelaciones de las últimas temporadas televisivas; un sleeper en toda regla que a base de un guion competente, un reparto bien escogido y grandes dosis de terror y violencia, se ha ganado a pulso la oportunidad que muchos le negaron en su momento por su (errónea) condición de remake.